El libro ilustrado, que en 2023 obtuvo una Mención en la categoría Narrativa Gráfica, creció y se consolidó en las Clínicas de Escritura con Daniel Link. La editorial EnLápiz lo publica a partir de este mes.
Se trata de un libro álbum ilustrado infantil que narra las aventuras de una cebra que se aleja de la sabana para conocer la selva y luego debe encontrar el camino de regreso a casa. En palabras del comité de preselección de la cuarta edición del Premio Estímulo a la Escritura Todos los tiempos el tiempo, la obra «presenta una belleza naif y dulce, que se expresa en los trazos y manchas de la acuarela, y aborda temas importantes como son la identidad, el crecimiento, el deseo y lo desconocido.»
El Jurado que le otorgó una Mención al proyecto estuvo integrado por los destacados escritores Alan Pauls, Héctor Guyot, Paula Pérez Alonso y Romina Paula.
Además de este reconocimiento, «Un camino a rayas» de la autora Lucía Marroquín fue también finalista del Premio APIM 2024 (Asociación de Profesionales de la Ilustración de Madrid) en la categoría Ilustración infantil y juvenil – ficción.
El sello editorial EnLápiz presenta este mes el libro: «Un camino a rayas es un libro álbum, sutil y delicado, escrito e ilustrado por Lucía Marroquín, con páginas donde el texto y la imagen se acarician, o páginas silentes que narran más que las palabras. «
Jazmín Varela, dibujante e historietista, ganó el Premio Estímulo a la Escritura 2024 e ilustró la tapa del libro «Cometierra». “Dibujar es calmar la ansiedad”, dice esta rosarina e ilustradora de editoriales.
[Este artículo fue escrito por Carina Toso y publicado por Rosario12 el 30 de diciembre de 2024. La nota completa puede leerse aquí.]
Desde su mesa de trabajo, Jazmín Varela hilvana imágenes, palabras y trazos que dan forma a un universo donde lo cotidiano se transforma en narrativa visual. Rosario, su ciudad natal, con su río y su tradición artística, parece estar en cada uno de sus dibujos. Ilustradora, historietista y tatuadora. Su obra está en constante movimiento: explora formatos y estilos que oscilan entre lo íntimo y lo universal. Desde 2010, trabaja como ilustradora editorial, pero su mundo creativo se expande con proyectos personales, exhibiciones, libros y tatuajes.
Este año, Jazmín recibió el Premio Estímulo a la Escritura, en la categoría Narrativa Gráfica, por «Campeón», su próximo trabajo. La novela gráfica aborda los vínculos familiares a través de las mascotas, entrelazando realismo social, terror y ciencia ficción. Es un proyecto que comenzó en 2023 y que espera publicar a fines de 2025. “Este premio llegó en un momento crucial. Crear una novela gráfica implica muchísimo tiempo y esfuerzo, y este respaldo me permite dedicarme a la historia con más tranquilidad”, dice. Este reconocimiento no es solo un respaldo financiero, sino también la oportunidad de participar en una clínica con Ariana Harwicz, lo que enriquecerá aún más su proceso creativo.
Dibujar y escribir son formas de procesar su mundo.
Para Jazmín, dibujar y escribir son formas de procesar el mundo. “Me ayudan a calmar la ansiedad. Cuando dibujo, el tiempo pasa rápido y mi conversación interna se desacelera. Es un lugar donde todo tiene sentido por un rato”, dice a Rosario/12. Al momento de elegir con qué materiales expresarse su gustos son variados: fibras, tablet, acrílicos: “Pero ahora estoy muy entusiasmada con el óleo. Lo conocí en el taller de Cris Ozuna, y me encanta porque el tiempo de secado lento me permite ir construyendo la imagen en distintos momentos y queda registro de ese proceso en la pintura”.
Ante la pregunta de cómo se define en lo que hace, responde con sencillez: “Soy dibujante”. Dice que este término engloba su faceta de historietista, ilustradora y tatuadora, aunque cada disciplina tiene sus particularidades. En todas sus obras, busca captar detalles que narren más de lo que parece.
Sus trazos sobre el papel comenzaron, como en muchos otros casos, en la infancia. “Dibujaba Garfield, Snoopy y los personajes de Disney. Pero evitaba las caras humanas porque las narices me parecían un problema, sentía que arruinaban las caras”, recuerda.
En su camino, Maitena fue un faro: “Encontré un ejemplar de Mujeres Alteradas en la sección infantil de una librería y mi mamá me lo compró sin saber bien qué era. Ese libro me abrió una puerta al mundo de las mujeres adultas que me rodeaban. Ahí entendí que podía contar cosas profundas y hacer reír al mismo tiempo”.
Esa conexión temprana con el dibujo se vio interrumpida durante su adolescencia, pero la chispa volvió a encenderse cuando estudió Diseño Gráfico. Fue ahí donde descubrió la ilustración como lenguaje propio y comenzó a tomar talleres con artistas que admiraba.
Su recorrido no estuvo exento de desafíos. Varela es la ilustradora de la tapa del polémico libro de Dolores Reyes, Cometierra, publicado el 2019. Su relato está dirigido a lectores adolescentes y trata temas como femicidios, desigualdad, los vínculos familiares y la búsqueda de justicia. Fue muy criticado por su lenguaje y contenido sexual al ser puesto sobre la mesa en escuelas secundarias para abordar temáticas relacionadas a la Educación Sexual Integral (Esi). Durante los últimos años se presentaron posturas a favor y en contra y el debate sigue en muchas instituciones educativas. Lo cierto es que durante este año fue uno de los libros más vendidos.
Jazmín reflexiona con firmeza sobre los intentos de censura esta obra literaria y otras de su estilo, calificándolos de absurdos. “Decir que un libro no es ‘apropiado para adolescentes’ es ignorar que vivimos en un mundo donde esos chicos y chicas ya están expuestos a todo tipo de contenidos. Libros como Cometierra abordan temas cruciales como la violencia de género desde un lenguaje que conecta y no aleja. Me hubiese encantado leer algo así de chica”.
Otras de sus creaciones son Crisis capilar (2016), Guerra de Soda (2017), Tengo unas flores con tu nombre (2018) y Cotillón (2020), obras que la consolidaron como una de las voces más personales en la historieta argentina. En sus historias, los vínculos, las pequeñas tragedias cotidianas y la efervescencia feminista se convierten en protagonistas. Guerra de Soda, por ejemplo, explora la niñez y las relaciones familiares desde una óptica cargada de ternura y nostalgia, mientras que Tengo unas flores con tu nombre es un homenaje vibrante a un momento de activismo colectivo que marcó su vida.
“Guerra de Soda es muy especial porque fue mi primera historieta y Tengo unas flores con tu nombre es un homenaje a un momento de efervescencia feminista que viví con mucha intensidad, le tengo cariño”, afirmó.
A su historial se suma la Cuadrilla Feminista, un colectivo de artistas gráficas de Rosario que integra y es co-fundadora del Festival Furioso de Dibujo, del que habla con mucho cariño: “Fue mi primera experiencia colectiva y me permitió conocer a muchísima gente que admiro. Ver cómo trabajan otros y entender sus procesos fue revelador. Además, ahí conocí a José Sainz, que me acompaña desde entonces en el desarrollo de mis historietas”.
Su universo creativo se expande también al tatuaje, una disciplina que abrazó en 2018 casi por casualidad, cuando una amiga le prestó una máquina. Desde entonces, dibuja sobre la piel con el mismo compromiso que pone en sus historietas y proyectos editoriales. “Tatuar es un desafío enorme, mucho más complejo de lo que imaginaba, pero me fascina”, confiesa.
En cada línea que traza Jazmín Varela late con una sensibilidad única. Ya sea en sus libros, sus tatuajes o sus historietas. Su obra invita a mirar lo cotidiano con otros ojos, encontrando en los pequeños detalles historias universales.
[Este artículo fue escrito por Carina Toso para Rosario12. La nota original puede leerse aquí.]
Rocío Muñoz ganó el Premio Dramaturgia en 2023 con Campera, una obra de teatro profundamente personal sobre el duelo de un hermano y de la cual el Jurado destacó «un lenguaje particular, inteligente y preciso, doloroso pero lleno de humor». La autora responde cinco preguntas sobre su vínculo a la escritura.
¿Cuándo empezaste a escribir?
Empecé a escribir como excusa para actuar escenas, guiones, monólogos. En un año bastante intenso para mí la escritura empezó a ser más cotidiana y a tener un fin en sí mismo, en una especie de catarsis me empecé a mandar mails a mí misma hablando del duelo, de cosas cotidianas o de imágenes que se me venían a la cabeza. De a poco me empezó a pasar que solo actuar tenía gusto a poco: me encanta y es mi primer amor pero es un amor un poco tóxico. Escribir para mí es una relación más madura, que lleva más tiempo, un espacio donde me habilito el juego de hablar de lo que quiero, como quiero y me dejo ser un todo más que solo un personaje.
¿Tenés algún tipo de rutina de escritura, o un lugar y un momento predilectos para escribir?
No soy para nada metódica, de hecho soy bastante vaga. Por eso los espacios de talleres y la carrera de Escritura Creativa en la UNA son herramientas claves para que me siente a escribir. Necesito tener deadlines y lugares a los que llevar lo que escribo porque si no todo queda en el mundo de las ideas. Esos espacios me ayudan a autoimponerme una rutina y disciplina. Por lo general se me prende la lamparita a la noche, el escritorio se me llena de puchos y empiezo a escribir, pero para que eso pase necesito todo ese sistema detrás empujándome a sentarme y hacerlo.
¿Qué autor te da ganas de escribir cuando lees/ves sus obras?
Soy bastante cipaya para leer, supongo que es porque me crié con una tele con cable en mi cuarto desde muy chica. Sylvia Plath, Lorrie Moore y Vivian Gornick me gustan mucho. Sobre todo las últimas dos por su manera de narrar universos femeninos con mucho humor. Aunque me encanta leer mujeres y creo que de alguna manera algo de estas autoras hay en Campera, el cuento «Nadar de Noche» de Juan Forn fue bastante clave e inspirador para escribir la obra.
¿De dónde surgió el proyecto de escribir Campera?
Campera es una historia que tenía ganas de escribir hace mucho pero no sabía cómo. Desde la muerte de mi hermano sabía que quería contar algo de eso, después me di cuenta que quería hablar de la muerte en sí, pero no me di cuenta de eso hasta que tuve la primera versión. Arrastraba imágenes desde esa cadena de mails que me mandaba a mí misma, algunos eran para él, escribía escenas sueltas y pensaba en la muerte como una espalda que se iba pero no terminaba de poder organizarlo. Hasta que en el taller de escritura de Mariana Chaud y en encuentros con amigos donde llevábamos nuestro material, fui encontrandole un marco y tomó forma de obra.
¿Cómo es el proceso de revisión de tus textos?
Para revisar mis textos por un lado están los talleres y por el otro me hago una trampa que es: sin terminar una primera versión vuelvo siempre a lo que estaba escribiendo, lo cambio y sigo, entonces el final pareciera no llegar nunca. Pero llegar, llega. Al menos el de Campera.
Lara Sade y Camila Tellería obtuvieron el Premio de Narrativa Gráfica en 2023. Su obra, Exterior Playa Atardecer, pertenece a un género híbrido entre la novela, el diario y la ilustración. Narra las vicisitudes de un rodaje independiente en Mar del Plata, y las dificultades que enfrenta un equipo de cineastas inexpertos para filmar una película postapocalíptica de bajo presupuesto. El libro sale publicado hoy, domingo 8 de diciembre, por Corazón de Perrx. Las autoras responden cinco preguntas sobre su vínculo a la escritura.
¿Cuándo empezaron a escribir / ilustrar?
Lara Sade: No hay una fecha o edad precisa. Tengo un recuerdo de niña escribiendo un cuento que ahora pienso sería considerado de terror: dos amigos se convierten en dibujos animados en contra de su voluntad. Después escribí en la adolescencia, pero siempre para mí, casi a escondidas. Recién a los veinte empecé a compartir lo que escribía.
Camila Telleria: Puedo decir que dibujo desde que tengo memoria, pero desde cuándo me considero ilustradora o desde cuándo empecé a dibujar con el estilo que utilizo actualmente, diría que hace unos seis años más o menos.
¿Tienen algún tipo de rutina de escritura, o un lugar y un momento predilectos para escribir/dibujar?
L: Escribo a mano, en cuadernos, hojas borrador. Intento llevar siempre conmigo una libreta. Cuando no puedo: anoto en el celular. No hay lugar, a veces es la cama, otras necesito salir de mi casa. Nada parecido a una rutina. Sí hay, cuando tengo un proyecto en mente, cierto estado de disponibilidad y atención a cómo el proyecto puede nutrirse de lo que sucede a mi alrededor. Cuando tengo una fecha límite, ahí sí: compu o cuaderno sobre la mesa y la determinación de avanzar. Podría considerar que parte de la rutina incluye atravesar una primera frustración cuando me siento a escribir.
C: En general me gusta dibujar por periodos o bloques largos de tiempo, me funciona más armarme un mate y pasar horas dibujando en un solo día, que una constancia más diaria. Siempre fui una persona nocturna, así que por la tarde/noche suele ser mi mayor momento de productividad. Alterno entre música, podcasts o algún video de YouTube de fondo. Además, muy a mi pesar, trabajo mejor bajo presión, hija del rigor que le dicen.
Camila TelleríaLara Sade
¿Qué autor les da ganas de escribir cuando leen/ven sus obras?
L: Clarice Lispector, esa libertad. En poesía, Sharon Olds, Mary Oliver. Ursula K Le Guin. Osvaldo Soriano, donde aparecen el humor y el delirio. Y series como Fleabag, esa frescura, ese uso de la ironía. La lista podría seguir.
C: Si hablamos de “grandes” autores, diría que Gustav Klimt y Alfons Mucha. Sebastián Gordin y Leonardo Gauna son dos artistas argentinos que también influyen mucho en mi quehacer plástico. Otra disciplina que me inspira mucho es el cine, tanto cine tradicional, como cine de animación y series. Las películas que más disfruto son las que me dan ganas de dibujar, casos recientes podrían ser Challengers de Luca Guadagnino o Arcane de Fortiche Production.
Exterior Playa Atardecer
¿De dónde surgió el proyecto de escribir «Exterior Playa Atardecer»?
L: Estaba cursando un seminario de no ficción, y venía de filmar un proyecto bastante caótico. Me pareció que algo del absurdo de cómo se hacen las películas – todo lo que implica la construcción de una imagen, lo que les espectadores no pueden imaginarse – podía ser divertido de escribir. En ese momento desarrollé algunos fragmentos, escenas breves. Más adelante, para aplicar a una convocatoria se me ocurrió convocar a Cami para que haga ilustraciones que acompañen el texto; y también empecé a pensar en el proyecto como un libro, sumando capítulos/escenas, pensando en la estructura general.
C: Luego de filmar un proyecto desafiante, caótico y formativo, como manera de procesar esa experiencia empecé a realizar memes e ilustraciones del equipo técnico. Casi en paralelo, sino antes, Lara ya había comenzado a escribir sobre ese rodaje. Al poco tiempo, motivadas a presentarnos a una convocatoria (pues ambas compartimos trabajar bajo presión) Lara me propuso que ilustre sus textos, y así surgió lo que luego sería Exterior Playa Atardecer.
¿Cómo es el proceso de revisión de sus obras?
L: Necesito: leer en voz alta, varias veces, leer todo de corrido. Imprimir, llevar lo impreso a algún café, lejos de tentaciones/distracciones como la cama y la computadora; corregir y revisar a mano. Volver a la compu, transcribir las correcciones y modificarlas al hacerlo, y así un par de veces. En el medio, dar vueltas, darle tiempo a las revisiones (el tiempo es fundamental), darle aire a las lecturas, hacer anotaciones de qué podría sumar, qué no funciona. Recurrir a otras voces cuando me vuelvo indecisa.
C: Parte de la idea por la cual empecé a dibujar en digital era un poco hacer lo que quiera, o no tener que seguir reglas o limitarme en buscar algo técnicamente correcto o estético; así que en la mayoría de los casos una vez que hago el dibujo no suele haber muchas correcciones posteriores. En un proyecto como Exterior Playa Atardecer, que los dibujos son principalmente de línea con ocasionales plenos de escalas de grises, hubo un constante chequeo de que se llegase a comprender la forma de los objetos pertenecientes al universo del audiovisual (cámaras, lentes, trípodes). Diría que el mayor momento de ajuste en mi proceso es previo al “entintado”, donde trabajo la composición a través del fotomontaje digital.
Premios Estímulo a la Escritura. Los ganadores Renzo Cozza (Guión), Sofía de la Vega (Narrativa) y Andrea Franco (Narrativa Breve).
La Fundación Bunge y Born, Fundación Proa y La Nación anunciaron los ganadores de la quinta edición del Premio Estímulo a la Escritura Todos los tiempos el tiempo, una convocatoria que ya se ha consolidado como un hito en el panorama cultural argentino.
La Ceremonia de anuncio de los ganadores, celebrada el lunes 25 de noviembre en Fundación Proa, estuvo conducida por el periodista cultural Maximiliano Legnani y contó con la presencia de los cuatro integrantes del prestigioso Jurado: Héctor Guyot, Vivi Tellas, Gabriela Cabezón Cámara (recientemente multipremiada por su novela Las niñas del naranjel) y el escritor mexicano Alvaro Enrigue, venido especialmente desde Nueva York, donde reside.
También estuvieron presentes los representantes de las entidades organizadoras: Adriana Rosenberg, Directora de Fundación Proa; Norberto Frigerio, Director de Relaciones Institucionales de La Nación; Ezequiel Bacher, Gerente de Comunicación y Asuntos Públicos de la Fundación Bunge y Born; y Gastón Solari Yrigoyen, Coordinador general del Premio.
Premios Estímulo a la Escritura 2024 – – crédito: Santiago Oroz/La Nación
El Premio Estímulo a la Escritura convoca anualmente a autores menores de 40 años de edad a presentar obras en etapa de desarrollo (es decir, aún no terminadas) en una de las cinco categorías propuestas: Narrativa, Narrativa Breve, Narrativa Gráfica, Guión y Dramaturgia.
Este año, la convocatoria alcanzó un récord histórico para el Premio: 1298 proyectos inscriptos desde las 24 jurisdicciones del país.
«Estamos orgullosos de ver que el Premio sigue creciendo e instalándose en el paisaje cultural argentino como una de las convocatorias más atractivas para autores jóvenes de diversas disciplinas. En apenas cinco años, hemos recibido más de 6500 proyectos.» Norberto Frigerio
Una primera etapa de preselección estuvo a cargo de un Comité de lectura integrado por escritores, editores, cineastas, dramaturgos, críticos e ilustradores. El martes 19 de noviembre el Jurado acotó aún más la selección, a apenas quince finalistas (tres por categoría), en la que se destacó la proporción notoria de mujeres y la diversidad de proveniencias geográficas.
«Si hoy estamos definiendo a los ganadores entre una lista de quince obras transformadoras, que expanden la conversación y brindan nuevas perspectivas sobre nuestra realidad, es en gran medida gracias a la mirada precisa del Comité de preselección y del Jurado de lujo que nos acompañan.» Ezequiel Bacher
Entre los finalistas, el Jurado asignó en cada categoría un proyecto ganador que le valió a su autor el Premio Estímulo de 1.500.000 pesos, monto que podrá usar de forma irrestricta para sostener el proceso de escritura de su obra. En total, los cinco premios suman 7.500.000 pesos de apoyo al proceso de creación.
“Las cinco obras ganadoras atraviesan interrogantes personales y políticos, geografías y épocas diversas, la frontera entre lo real y la ficción. Desde la reescritura de un milagro de la Virgen en la Catamarca del siglo XVIII hasta el manifiesto coral y jacobino de una generación irreverente, estos textos recomponen el lenguaje, exploran registros poco frecuentes o llevan la expresividad a nuevos horizontes. Esta selección subraya la importancia de apoyar la creación de textos que toman riesgos a nivel formal y temático.” Gastón Solari Yrigoyen
“Además de ser un apoyo económico, es unreconocimiento inapelable al autor y al valor de su obra, que llega en un momento clave: en el medio del proceso de escritura que puede ser incierto y solitario”. Adriana Rosenberg
Premios Estímulo a la Escritura 2024 – crédito: Santiago Oroz/La Nación
El Jurado también asignó 10 menciones que acceden junto a los cinco ganadores al programa de Clínicas de escritura dictadas por Daniel Link (también presente en la Ceremonia) y Ariana Harwicz (que envió un mensaje desde Francia, dónde vive). En este espacio los participantes siguen trabajando sus obras y se nutren del cruce de miradas interdisciplinarias venidas de la narrativa, el cine, el teatro o la ilustración.
“Es importante señalar que el premio quiere incentivar a que la gente escriba. Es importante decirlo en momentos en que hay profundos cambios epistémicos y políticos que afectan lo que la escritura puede ser. Escribir es una técnica que, como el tenedor, no puede ser superada. La escritura humana va a ganar siempre contra la inteligencia artificial: porque tiene que ver con la irrupción, con lo intempestivo, con el desvío, con el salto adelante, que tiene que ver incluso con el fracaso.” Daniel Link
“Los premios estímulo se justifican solos. Son premios a la esperanza, y no al consumo. Generalmente implican a gente joven escribiendo o a gente mayor animandose a escribir. Van a tener que perdonar mi optimismo, pero ambos me parecen estados de gracia.” «Nunca fue más importante en nuestras vidas dar testimonio de lo que vemos, y cómo lo encaramos y encarnamos. Todavía no se inventa una tecnología mejor que la narración, larga, breve, visual o no, para representar la experiencia humana.”
Alvaro Enrigue, en sus palabras de cierre de la Ceremonia.
Vivi Tellas y Renzo Cozza (Premio Guión 2024) – crédito: Santiago Oroz/La Nación
Héctor Guyot y Sofía de la Vega (Premio Narrativa 2024) – crédito: Santiago Oroz/La Nación
Alvaro Enrigue y Andrea Franco (Premio Narrativa Breve 2024) – crédito: Santiago Oroz/La Nación
José Francisco Muñecas de Sofía de la Vega (San Miguel de Tucumán, 1993)
Sofía de la Vega nació en Tucumán en 1993. Es Profesora de Letras (UNT) y Becaria Doctoral Conicet. Obtuvo la beca Pulgrant de la Firestone Library en 2022 para trabajar con archivo de Princeton. Realiza una Especialización en Culturas del Noroeste Argentino en la UNT. Es organizadora del Festival Internacional de Literatura Tucumán (FILT) desde 2015. Participó de la residencia para poetas jóvenes FIPR en 2017. Sus textos han aparecido en diversas antologías y revistas. Publicó dos libros de poesía: Blancas y plateadas (Ediciones Neutrinos, 2018) y La idea es vivir cerca pero no encima (Ediciones Liliputienses, España, 2019). Actualmente vive en Buenos Aires.
“La novela de Sofía propone un viaje por la historia argentina pero también por una geografía particular, que es la del norte argentino, con sus vastedades y soledades, de donde brota una cultura en la que se entremezcla lo español y lo indígena. El viaje está fraguado con las herramientas y los recursos de la literatura. Es el lenguaje, o el uso que hace Sofía del lenguaje, que crea el mundo que propone la novela. Un mundo que sin duda tiene correspondencias con el mundo real, pero que en definitiva es una creación literaria, y en ese sentido un mundo nuevo y original.” Héctor Guyot
“Este Premio es para Tucumán. Yo soy de Tucumán y hago militancia para reconocer ciertos aspectos del territorio argentino que también tienen que ver con lo que soy.” Sofía de la Vega
NARRATIVA BREVE
Los hechos de Andrea Franco (La Habana, 1991)
Andrea Franco nació en La Habana, Cuba, y creció en la Ciudad de Buenos Aires. Es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires) y magíster en Escritura Creativa (Universidad Nacional Tres de Febrero). Trabaja como editora, correctora, gestora cultural y, desde 2016, da talleres de escritura y literatura. Fue seleccionada en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2021/2022 en las categorías de Poesía y Relato, y ha participado en diversas antologías y revistas literarias, incluyendo dos traducciones al francés. En 2022, publicó su primer libro de poemas Las ceremonias (Concreto Editorial).
“El pulso firme, el oído exacto, la incomodidad frente a una tradición que conoce. Todos coincidimos en que la obra de Andrea Franco solo necesita ser terminada para que la publiquen.” Alvaro Enrigue
NARRATIVA GRÁFICA
Campeón de Jazmín Varela (Rosario, 1988)
Jazmín Varela es dibujante e ilustradora. Publicó los libros “Crisis capilar” (EMR, 2016), “Guerra de soda” (Maten al Mensajero, 2017), “Tengo unas flores con tu nombre” (Maten al Mensajero, 2018) y «Cotillón» (Maten al Mensajero y Editorial Sigilo España, 2020). Es integrante de Cuadrilla Feminista, un colectivo de artistas gráficas y de El Club, espacio independiente de artistas de Rosario. A su vez, es parte de la organización de El Cheap Miusium, un ciclo expositivo autogestionado.
“Es una obra de una originalidad radical. Despliega una línea expresiva cargada de emoción y sentido. Esa línea es una narrativa en sí misma.” Gabriela Cabezón Cámara
“Gracias al Jurado y a quienes organizan y promueven este tipo de iniciativas, tan importantes en un contexto cada vez más hostil para la escritura. Este Premio es mucho más que un apoyo. Es una confirmación de que las historias que queremos contar tienen un lugar y un valor.” Texto enviado por Jazmín Varela, que no pudo asistir a la Ceremonia por un lluvia importante que empantanó el camino.
GUION
El profesor de música de Renzo Cozza (CABA, 1991)
Renzo Cozza es cineasta, docente de actuación y actor. Nació en Buenos Aires en 1991. Formó parte del Programa de cine en la Universidad Torcuato Di Tella. Como actor, se formó principalmente con Nora Moseinco. Realizó talleres de escritura con Agostina Luz López, Ariel Farace, Iosi Havillio y María Gainza. Dirigió los cortometrajes Paseo (Mejor cortometraje 17º BAFICI) y Las flores (Mejor cortometraje 20º BAFICI), así como La necesidad de un testigo, que se estrenó en el 38° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (Mención del jurado). Su primera película, El hincha (2023), se estrenó en el 24º BAFICI dentro de la competencia argentina y recibió dos galardones a mejor película de ACCA y FEISAL.
“Es una obra con un lenguaje muy singular, una atmósfera densa y un elemento fantástico que prolifera. Queremos ver esta película terminada.” Vivi Tellas
“Quiero agradecer este Premio. Uno escribe tanto en la oscuridad que a veces no sabe bien qué está haciendo. Esto sirve.” Renzo Cozza
DRAMATURGIA
Queremos ser nuestros propios líderes de Giuliana Kiersz (CABA, 1991)
Giuliana Kiersz es escritora, dramaturga y artista. Su obra «El fin» obtuvo el X Premio Germán Rozenmacher y fue producida por el Festival Internacional de Buenos Aires en 2019 y el festival El Aleph en 2020; «Isabel I» recibió el tercer premio en el XV Concurso Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional de Teatro; y «B», «502» y «El principio» obtuvieron premios a la traducción por Maison Antoine Vitez. Sus textos han sido publicados por Rara Avis Editorial, Libros del Rojas, Fondo Editorial ENSAD, Editorial INTeatro, Libros Drama y Editions Espaces 34. Su texto más reciente, Your Language Is Lying to You, fue publicado en la revista Theater de la Universidad de Yale por Duke University Press.
“La obra es una gran reflexión sobre la vida contemporánea, un retrato crítico e intenso de la vida social. Un texto desafiante para la puesta en escena.” Vivi Tellas
“Es una obra compleja y difícil que empecé a escribir hace unos años. Estoy agradecida de tener este apoyo y acompañamiento, para poder pensarla y terminarla, esperando sobre todo que pueda abrir preguntas.” Texto enviado por Giuliana Kiersz, que siguió la Ceremonia desde Berlín, donde reside.
Menciones 2024
NARRATIVA
Crueldad del Macá de Martín Bericat (CABA, 1999);
Cuando nada de todo esto quede por existir de Lucía López Vespa (CABA, 1992).
NARRATIVA BREVE
Estos secretos ya no son suyos de Magdalena Girardi (Campana, 1988);
Zondas Feministas: crónicas de nuestros feminismos riojanos de Belén del Huerto Romero (San Miguel de Tucumán, 1993) y Macarena Mercado Mott (La Rioja, 1990).
NARRATIVA GRÁFICA
La Cabeza de Laura Dattoli (Merlo, 1988);
Cacarsis de Brenda Ruseler (CABA, 1991).
GUION
Imágenes sonoras primigenias de Ornella Abadía (Rosario, 1995);
Sólo que el silencio no existe de Sofía Brito (Ciudad de México, 1983).
DRAMATURGIA
La pluma de Carolina Mazzaferro (CABA, 1996);
La aventura espacial de Sol Rodríguez Seoane (CABA, 1983).
¡Felicitaciones a todos los autores distinguidos y gracias a todos los participantes de esta edición!
Manuel Cantón obtuvo el Premio Narrativa Breve 2023 con Obsolescencia programada, un conjunto de relatos trabajados a partir del archivo y que atraviesan los géneros, estilos y épocas de la historia argentina. El libro saldrá publicado en Argentina y Chile en 2025, por la editorial chilena La Pollera. Alan Pauls calificó a Cantón como «un escritor ambicioso, en el mejor, más audaz, más riesgoso sentido de la palabra«. Aquí contesta cinco preguntas sobre su vínculo con la escritura.
¿Cuándo empezaste a escribir?
No estoy seguro de que haya una fecha particular. Me acuerdo que de chico, a los cinco o seis años, dibujaba historietas con hombres de palito y globos de texto enormes. Eventualmente dejé los dibujos y me quedé con el texto. A veces, y sin ningún fundamento, pienso que todos los nenes escriben -o cuentan, o narran, a la manera desordenada y delirante que se puede a los cinco o seis años-, que todos los nenes dibujan, y que lo único que pasa es que a medida que crecen dejan de hacerlo. Yo dejé de dibujar, pero no de escribir.
¿Tenés algún tipo de rutina de escritura, o un lugar y un momento predilectos para escribir?
Trato de escribir todos los días, lo que en la práctica significa que escribo día por medio. Me gusta levantarme temprano y dedicarle alrededor de una hora antes de empezar la jornada laboral (o la jornada paga, más bien). En general escribo en mi cama, en la notebook; tengo un escritorio muy bonito, pero ahí hago otros trabajos -redacción a pedido, corrección, trámites- y me gusta que los dos espacios, el tedioso y el placentero, estén separados.
¿Qué autor te da ganas de escribir cuando lees/ves sus obras?
Son varios: Walsh, Puig, Bolaño. A veces Piglia, pero más en los ensayos que en la ficción. Hace poco me entusiasmé con Philip Dick y Sebald; y contemporáneos me gustan mucho Marina Closs, Leila Guerriero y Ted Chiang. En general, los escritores que me estimulan entran en dos categorías: o tienen un estilo muy marcado y reconocible, o pueden pivotear entre varios estilos o géneros dependiendo de su argumento. No me interesa demasiado la lengua estándar de los talleres de escritura creativa norteamericanos, ni los narradores correctos y profesionales.
¿De dónde surgió el proyecto de escribir Obsolescencia programada?
Si tuviera que elegir un principio, diría que Obsolescencia programada tiene mucho que ver con un libro que escribió mi abuelo: Los Cisnes, historia de un pueblo igual a otros mil. Él fue almacenero y tambero durante toda su vida, pero después de jubilarse se dedicó a la historia local. Para su cumpleaños de ochenta, le regalaron -o se regaló, ya no me acuerdo- la edición de un libro que contaba la historia de su pueblo, en el sur de Córdoba, un lugar que nunca pasó los quinientos habitantes. Como suelen ser las cosas hechas por autodidactas, el libro de mi abuelo es muy raro: tiene anécdotas, documentos, archivos; pasa de la historia grande a la historia chica, del golpe de Onganía a la maestra de la escuela, de la crisis del ´30 a una cosechadora mecánica diseñada por un viejo loco de por ahí. Me gustó esa forma de encarar la historia de un pueblo, más por los recovecos que por las avenidas, y me pareció que algo así se podía hacer con la historia argentina.
¿Cómo es el proceso de revisión de tus textos?
Hay varios tipos de revisiones. Por ejemplo: cada día, antes de empezar a escribir, repaso lo que escribí el día anterior; es una forma de entrar en calor, de ponerme al tanto conmigo mismo, y también de ir focalizando la atención en el texto (y no en el teléfono, en las noticias, en los platos que me falta lavar, etc.). Después hay otra revisión, más meticulosa, que hago cuando el texto ya está terminado. Ahí en general me dedico a cortar cosas: adjetivos, párrafos, fragmentos. Y después, cuando tengo listo algo que se parece a un libro o una antología o algo así, imprimo y vuelvo a corregir, pero en papel. El cambio de soporte ayuda refrescar el ojo.
En 2023, Luciano Salerno recibió el Premio de Guión por su work-in-progress Tierra adentro, una épica western patagónica inspirada en Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla. Hoy contesta cinco preguntas sobre su obra y su proceso de escritura.
¿Cuándo empezaste a escribir?
Empecé a escribir de muy chico, en las máquinas de escribir que había en mi casa y, un poco más adelante, en la primera computadora que llegó a mediados de los 90. Hasta terminar el secundario escribí siempre cuentos cortos, y después en la universidad empecé a escribir guiones de cine. Eventualmente, también empecé a escribir guiones de videojuegos, y eso se terminó transformando en mi profesión más estable. De todos modos, nunca dejé de escribir literatura.
¿Tenés algún tipo de rutina de escritura, o un lugar y un momento predilectos para escribir?
Tengo una rutina de escritura diaria ideal que trato de conciliar con mis ocupaciones laborales, pero eso no significa que la cumpla. En la práctica, los objetivos de los proyectos en los que estoy trabajando en el momento dictan cuándo y cuánto escribo. Siempre hay algún deadline que aumenta muchísimo mi productividad. Más allá de eso, si tuviera que observar mi propio comportamiento, está claro que logro escribir mucho más a la mañana que a la tarde o noche, y una o dos veces por semana escribo en un café o en biblioteca para cambiar de aire.
¿Qué autor te da ganas de escribir cuando lees/ves sus obras?
En general, las películas de Paul Thomas Anderson me dan ganas de escribir guiones. Y cuando leo a Kerouac (u otros autores así de espontáneos y cotidianos) me dan ganas de escribir literatura.
¿De dónde surgió el proyecto de escribir Tierra adentro?
Tierra adentro surgió directamente de ver muchas películas de John Ford, y de la curiosidad de ver si era capaz de escribir un guion así, una épica de fronteras, sin consideraciones de producción. Al escribir cine de ficción uno se limita constantemente por qué cosas se podrían o no podrían hacer al filmar la película (sobre todo en Argentina), y eso a veces funciona muy bien como excusa. Mi hipótesis era que tal vez no es que no puedo hacer una película así por el contexto de producción, sino que posiblemente no tengo ni la capacidad de escribirla. O dicho de otra forma, que tanto énfasis en las limitaciones externas distrae de las limitaciones personales. Fue muy liberador.
¿Cómo es el proceso de revisión de tus textos?
Esto varía enormemente según el contexto: es muy diferente si se trata de un proyecto personal o de uno laboral. Pero en mis proyectos, después de escribir un primer borrador, lo mando a algunos lectores de confianza, recopilo un par de devoluciones, y después lo guardo por algunos meses y trabajo en otra cosa. Cuando llega el momento de la reescritura lo releo, miro los comentarios y hago una nueva versión. Y así sucesivamente. Ocasionalmente hago alguna de estas versiones acompañado de un taller, como el que tuvimos después del concurso, pero el proceso es muy similar.
Giuliana Migale Rocco obtuvo el Premio Narrativa 2023 con un proyecto de novela fragmentaria quela editorial Tenemos Las Máquinas publicó, en abril de 2024, con el título Las cosas menores. El jurado celebró la propuesta por ser «un texto descentrado, digresivo y compacto, con una gran tensión narrativa, y que sostiene su drama en el lenguaje y el ritmo». La autora contesta cinco preguntas sobre su obra y el vínculo con la escritura.
¿Cuándo empezaste a escribir?
Me gustaría poder responder a esta pregunta con precisión, pero la verdad es que no lo sé. Empecé a escribir en muchos momentos y también me olvidé de que podía escribir en muchos otros momentos. Después se me pasó eso y ya no me olvido. Sí tengo dos recuerdos. El primero es una nota de 1999 que encontré hace algunos años. Yo tenía cinco. Era una especie de poema que decía: Mamá te quiero aquí aquí aquí aquí y llenaba la hoja con más aquís. Ahí creo que había algo de la escritura como deseo y también una fe en la palabra como fuerza capaz de hacer que pase algo en el mundo: que mi madre estuviera ahí, cerca, todo el tiempo. El segundo recuerdo que tengo es de tercer grado. Por algún motivo había aprendido fuera del colegio que decir “disco de fuego” era una forma posible de nombrar al sol (ahora me resulta espantosa) y usé la metáfora en un ejercicio de la clase. Me acuerdo de que Graciela, la maestra, me felicitó y me preguntó si sabía qué era una metáfora. Por supuesto, no lo sabía.
¿Tenés algún tipo de rutina de escritura, o un lugar y un momento predilectos para escribir?
Leer, caminar, ir a un café, tomarme un colectivo, hablar con alguien. La escritura, en mi caso, aparece más en el movimiento que en el silencio. No tengo una rutina, escribo cuando y donde puedo. La escritura casi siempre está interrumpida por el trabajo (quizás por eso las formas breves, las frases cortas, los saltos de página). Pero cuando estoy escribiendo algo, eso siempre encuentra su espacio y su tiempo.
¿Qué autor te da ganas de escribir cuando lees/ves sus obras?
Muchas; en general, son mujeres. Son las mismas autoras que me dan ganas de llamar a mis amigos por teléfono y leerles fragmentos en voz alta porque no puedo creer lo buenos que son. Marília García, Wislawa Szymborska, Mario Ortiz, Susana Thénon, Estela Figueroa, Beatriz Vignoli, Flaubert, Annie Ernaux, Anne Carson, Ashle Ozuljevic Subaique, Arnaldo Antunes… podría seguir. También me pasa con la obra de artistas visuales: Edgardo Antonio Vigo, Luis Pazos, Federico Peralta Ramos, Eugenia Calvo, Lygia Clark.
¿De dónde surgió el proyecto de escribir Las cosas menores?
Creo que fue una combinación entre la muerte de mi madre y el mundo que estaba afuera. De todo lo que seguía pasando, moviéndose y existiendo después de su muerte: el trabajo, las cuentas, sus cosas, los gansos, los libros, las camisas sin planchar. Y las palabras, que pueden revivir casi todo. El libro estuvo a punto de llamarse “Una línea en el papel que pudiese”. Y, también, es eso: una línea que pasa por los días y arrastra lo que va encontrando en el camino.
¿Cómo es el proceso de revisión de tus textos?
Releo y reescribo mucho mientras escribo. Voy para atrás y para adelante todo el tiempo. Hago taller, escucho, anoto y pido opiniones a unos pocos lectores-amigos.
Las cosas menores, de Giuliana Migale Rocco, publicado por Tenemos Las Máquinas.
El viernes 12 de julio estrena en las salas de cine españolas la ópera prima de Ingrid Pokropek, que en la edición inaugural del Premio Estímulo a la Escritura en 2020 recibió la mención del Jurado por su guión aún en versión work-in-progress.
La cineasta argentina presenta un coming-of-age en el que lo cotidiano se entrelaza con lo fantástico. Centrada en la vida de una joven que se mueve entre el mundo real y los misterios que rodean su existencia, la película utiliza la ficción y las posibilidades de la música y el sonido para explorar las experiencias propias de la adolescencia y homenajear la geografía de la ciudad de Buenos Aires, sumergiendo a los espectadores en una aventura urbana llena de intriga y emoción.
En aquella edición de 2020 del Premio Estímulo a la Escritura Todos los tiempos el tiempo, el Jurado integrado por Alfredo Arias, Daniel Gigena, Pola Oloixarac y Sole Otero la destacó como:
Una obra rara y atrapante. Una chica tiene una placa de metal en el brazo a través del cual recibe una suerte de código morse. Es interesante pensar la posibilidad del cuerpo conectado con algo invisible y enigmático. Nos sitúa en una contemporaneidad desconcertante.
La película tuvo su estreno nacional en noviembre de 2023 en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, dónde obtuvo una mención del jurado FEISAL. Desde entonces, ha acumulado reconocimiento en importantes festivales del mundo. Tras su estreno internacional en la Berlinale en la sección Generation Kplus, obtuvo el Gran Premio de la Competencia Internacional del 25º Festival Internacional de Cine de Jeonju (Corea del Sur), el Biznaga de Plata a la mejor película en la sección Zonazine del Festival de Málaga, y el Premio Especial del Jurado en la Competencia Iberoamericana del 50º Seattle International Film Festival. Recientemente fue seleccionada en la sección Third Kind del Festival de Cine Fantástico de Neuchâtel, Suiza.
En septiembre se estrenará en salas en Argentina.
Ingrid Pokropek en el Festival de Málaga.
Ingrid Pokropek
Ingrid Pokropek (Argentina, 1994) es directora, productora, guionista y docente. Dirigió los cortos Chico eléctrico (2021), Shendy Wu: Un diario (2019) y otros. Produjo películas como Trenque Lauquen (Laura Citarella, 2022) y Las poetas visitan a Juana Bignozzi (L. Citarella y Mercedes Halfon, 2019). Los tonos mayores es su ópera prima.
Después de obtener el Premio Estímulo de Narrativa 2022 con una versión work-in-progress, la novela «La Pez» de Gabriela Larralde fue publicada por Planeta. Gabriela Cabezón Cámara la definió como «una novela fluvial, desaforada y exquisita. Una de las críticas más agudas a la razón occidental, esa razón macho, que he leído en la última década». La autora responde cinco preguntas para el blog.
¿Cuándo empezaste a escribir?
A los siete años cuando me regalaron un diario íntimo para mi cumpleaños. Ahí empecé a contar qué hacía cuando me iba con mi papá el fin de semana, todavía lo tengo. Desde ahí siempre escribí.
¿En qué lugar y momento del día escribís? ¿Tenés algún tipo de rutina?
Escribo todos los días, no tengo rutina, pero sí voy entendiendo qué estados de ánimo me predisponen mejor para escribir y trato de respetarlos, postergar cosas si puedo, aprovechar los días buenos que nunca sabes cuándo llegan hasta que llegan. Con días buenos no quiero decir días felices, es otra cosa, a veces los días malos son días buenos para la escritura. Me llevó años entender eso y cambia, así que voy viendo…
¿Qué autor te da ganas de escribir cuando lees/ves sus obras?
Sara Gallardo, Gabi Cabezón Cámara, Natalia Ginzburg, Libertad Demitrópulos, Natalia Romero, Claudia Masin, Idea Vilariño, Pedro Lemebel… en cine Anahí Berneri, Celina Murga. En teatro, Piel de Lava, Lorena Vega.
¿De dónde surgió el proyecto de escribir La pez?
De un poema que publiqué en mi primer libro de cuentos. Una mujer esperaba mucho tiempo un llamado y cuando llegaba tenía una merluza en la mano. Algo con la mujer, el pez, la espera empezó a crecer y se convirtió muy lentamente en algo más grande y profundo que yo necesitaba contar y tiene que ver con la dominación, la conquista sobre otro.
¿Con qué personaje de ficción te sentarías a comer?